lunes, 31 de octubre de 2016

¿Realidad o simulación?



En los últimos tiempos, apoyada por algunos científicos de renombre y por el famoso empresario y visionario Elon Musk (fundador de SpaceX, Tesla, Hyperloop...), ha vuelto a saltar a la palestra la teoría de que la vida que vivimos no es real sino una ilusión o una simulación. Algo al estilo de la famosa película Matrix de los hermanos Wachowski. Por definición, "la hipótesis de simulación (argumento de simulación o simulismo) propone que la realidad es una simulación en la cual los afectados por el simulante no están conscientes. La hipótesis desarrolla la característica del dios maligno de René Descartes, pero la lleva más allá por analogía en una realidad simulada futura".

Elon Musk, al ser preguntado por un asistente a  una conferencia tecnológica en California, sostuvo que "solo hay una posibilidad en miles de millones de que vivamos de verdad y no en una simulación de computadora". Muchos de los asistentes e incluso los conductores de la charla-debate, rieron ante la sorprendente respuesta del exitoso visionario sudafricano. Teniendo en cuenta el progreso  exponencial de la tecnología y, en concreto, de los ordenadores -argumentaba Elon- (en los últimos 40 años hemos pasado de jugar al Pong a tener juegos que simulan entornos gráficos en 3D de gran calidad) no es descabellado pensar que en un futuro en el que es ser humano no se haya extinguido, seamos capaces de reproducir el mundo tal como nosotros lo estamos viendo.

Esta idea, a priori novedosa, tiene antecedentes bastante remotos. El filósofo griego Platón con su alegoría de la caverna nos cuenta cómo ciertos seres humanos eran obligados a ver las sombras proyectadas sobre la piedra por una hoguera a sus espaldas, sin saber el origen de estas siluetas. Es una metáfora que viene a decirnos que el hombre solo es conocedor de una pequeñisima parte de realidad y que lo que creemos considerar como real muchas veces es una imagen o una percepción de nuestros sentidos. Por tanto no llegamos a comprender la realidad hasta que no se nos permite ver el sistema completo: hoguera, siluetas y las sombras que se proyectan sobre la piedra.

Incluso el filósofo, matemático y físico René Descartes (mencionado en la definición de la hipótesis de simulación), a partir de la duda metódica (dudar de todo lo que existe) cuestiona cualquier cosa, hasta la más evidente, llegando a la conclusión de que lo único seguro es que "lo que conoce, es", por tanto "pienso, luego existo". Todo lo demás puede que no sea más que una ilusión pero, como mínimo, yo, o para decir mejor, mi mente, existe. Yo podría ser un loco encerrado en un psiquiátrico imaginando todo lo que estoy viviendo o podría estar soñando, o incluso formar parte del sueño de un ser superior... A partir de aquí se abre un mundo de posibilidades que quedan reflejadas en el mundo de la ciencia ficción.

Para terminar con las diferentes teorías coherentes con la idea de que podríamos estar viviendo en una simulación nombraré al filósofo sueco Nick Bostrom, quien en 2003 publicó un artículo afirmando que "hay razones empíricas interesantes para creer que estamos viviendo en una simulación" (extraído de un artículo de Santiago Sánchez Migallón)


Establezcamos estas tres aseveraciones:
  1. Es muy poco probable que nuestra civilización llegue a una era “post-humana”
  2. Es muy poco probable que una civilización genere un número significativo de simulaciones computerizadas de su historia evolutiva.
  3. Es muy probable que vivamos en una simulación computerizada.
Bostrom razona que de las tres, al menos una, es verdadera (a saber, la tercera). Vamos a simplificarlo y lo veremos claro. Si nuestra civilización no se extingue es muy probable que llegue a una era “post-humana” (la aseveración 1 sería falsa). Entendemos como era “post-humana” un momento de nuestra historia en la que la capacidad de cómputo sea tal que tengamos súper-computadores tan poderosos como para poder simular la realidad a un altísimo nivel de realismo.
Entonces, parece lógico pensar que si nuestra civilización tiene el poder de crear simulaciones, genere alguna sobre algún momento de su pasado evolutivo. Y si puede generar una, es muy factible que genere más, por lo que podrían existir muchas simulaciones computerizadas de la realidad (la aseveración 2 sería falsa). Cuantas más simulaciones existan, tantas más probabilidades tenemos de vivir en una de ellas. Si solo existiera una, nuestra probabilidad sería del 50% (o somos la civilización simuladora o la simulada), pero si existe más de una, nuestra probabilidad va siendo cada vez más alta. Por ejemplo, si los programadores post-humanos del futuro decidiesen crear cincuenta simulaciones, nuestra probabilidad de vivir en la actualidad en una simulación sería del 99,98% (la aseveración 3 es verdadera). 

Hay que decir que todas estas afirmaciones parten de algunas premisas, como mínimo cuestinables. Si bien es cierto que han dado y darán en el futuro mucho juego para la imaginación de escritores, guionistas, directores y demás profesionales relacionados con la ciencia ficción.

Impresiona pensar que nuestros genes son al 99% iguales a los de un chimpancé y que lo máximo que puede aprender éste tan solo sea lo que un bebé humano puede saber a una edad muy temprana. Si seguimos con este razonamiento, del mismo modo que nosotros somos un 1% más inteligentes que un chimpancé, podría existir una especie superior para la cual seríamos tan inteligentes como lo es un chimpancé o incluso gusano para nosotros. Esta especie superior podría estar jugando con nosotros a algo parecido a los Sims y seríamos completamente ingnorantes de esta situación. Es posible que nuestro universo esté dentro de una canica que unos alienígenas usan para jugar como sugiere el final de la película de Men in black. Os dejo el enlace!
 

Feliz simulación!

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